Que la de España no es una democracia al uso como el resto de las que existen en Europa occidental es algo obvio en base a varios aspectos pero que se explica esencialmente por cómo la influencia de las ideologías que dominaron el siglo XX determinaron nuestra historia más reciente. Aquí al contrario que la mayoría de los países el fascismo triunfó y fue quien puso las condiciones y acotó la manera en que sería nuestra democracia a través de la transición.
Hoy no pocos residuos de aquella infame época siguen contaminando cual pestilentes aromas rincones obsoletos de nuestra sociedad. Un buen botón de muestra es la ultraderechista cadena de Intereconomía cuyo contenido es impensable en un país como Francia, Inglaterra, Austria o Alemania. No voy a entrar ya en la innecesaria discusión de si los supuestos informativos que emiten son dignos de someterse a la más mínima crítica periodística lo cual me parece un insulto a la inteligencia porque no merecen ni siquiera tener la consideración de informativos. Podrían simular a la perfección si no ya el aparato oficial de Falange de las JONS sí al menos el magazine humorístico de un híbrido entre VOX y Fuerza Nueva que funcionaría mediante un hilo musical al ritmo de el Cara al Sol. Un esperpento tras otro capitaneado por personajes que parecen sacados de otra época, cuyos brumetes bien podían engrosar las listas de las juventudes hitlerianas si tuvieran un homólogo español. Y unos presentadores que harían las delicias de unos porteros de tascas especializadas en cócteles de Jägermeister. Un vídeo de tan solo un minuto y medio puede concentrar toda la miseria del franquismo y la zafiedad de lo más rancio de la historia de España. Un tesoro que debería ser de obligada visión en las facultades de periodismo para escarnio y vergüenza de la calidad democrática de nuestro país y de la baja calidad de los medios de comunicación que tenemos.
Fascismo, homofobia, machismo, todo cuanto podamos imaginar concentrado en frasco pequeño como los mejores venenos con un Eduardo García Serrano (en su día redactor del periódico fascista El Alcázar) en el papel de no se sabe quién a mitad de camino entre Millán Astray y el doctor Strangelove. Con todo orgullo haciendo el saludo fascista y jactándose de sentirse falangista. Marchándose del plató de televisión a paso militar llevándose con él toda nuestra vergüenza ajena al saber que respira el mismo aire que nosotros y comparte nuestra nacionalidad ¿Las responsabilidades de que se produzcan espectáculos tan dantescos como el que van a ver a continuación? Había que diferenciar varios grados de responsabilidad. En primer lugar al gobierno que otorga la licencia televisiva a una empresa conocida conocida por su ultraderechismo ideológico. En segundo lugar las empresas y personas que poseen las acciones del grupo Intereconomía cuya mayoría son propiedad del ex parlamentario del PP Julio Ariza, presidente del Grupo Intereconomía. Y en tercer lugar las empresas que emiten publicidad en dicha cadena dando alas al contenido y financiación a la emisora. Y por último y no menos culpables, los trabajadores de dichos informativos cuya dignidad de color verde hace mucho tiempo que fue engullida por un asno. Su machismo, homofobia y fascismo es repartido entre todos ellos en cantidades desiguales pero sin nadie que se quede sin su parte del botín.
Autor: Jordi Pedrosa
