Hemos conocido que este jueves que el Congreso ha votado por unanimidad una Proposición No de Ley en la que insta al Gobierno de Mariano Rajoy a estar presente en el homenaje que se va a realizar en París al “fotógrafo de Mauthausen” Francesc Boix, homenaje que tendrá lugar el 16 de junio con el traslado de sus restos al cementerio parisino de Père-Lachaise, acto homenaje que ha sido impulsado por representantes de la Amical de Mauthausen de París y del Ayuntamiento de Barcelona. El acto está previsto para las 13:30, y también se incluye la presentación del libro “Francisco Boix, le Photographe de Mauthausen”, en el salón de la alcaldía del Ayuntamiento de Paris XX a partir de las 16:00 horas y, en el transcurso del cual, intervendrán, entre otros, representantes institucionales, el presidente de la Amical de Mauthausen y otros campos, Enric Garriga. Podéis acompañar al grupo de Amical mandando un correo a [email protected] . Al acto asistirá la alcaldesa de la ciudad de París Anne Hidalgo, una gaditana, nieta e hija de republicanos españoles. También contará con el testimonio de Ramiro Santisteban un deportado que a sus 95 años recordará como Boix salvó la vida de su padre. Santisteban no olvida sus casi 5 años en los campos del infierno nazi junto a su hermano Manuel y su padre Nicasio.
Esta PNL fue presentada por Ciudadanos el 18 de abril de este año en la que se instaba al Gobierno que cumpliese dos exigencias. La primera, el envío de una representación oficial por el traslado de los restos de Boix al cementerio de Père-Lachaise, y la segunda, que el Estado brinde algún tipo de homenaje a Boix y a los 9.300 españoles republicanos que fueron deportados a los campos de concentración nazis y el los que murieron unos 5.500.
Sin embargo, y a pesar de la trascendencia y la importancia del hecho el ejecutivo de Mariano Rajoy no se da por aludido, ni se va a dar.
En 2015, el pleno del Congreso ya aprobó por unanimidad realizar un gran homenaje, ese mismo año, a los españoles y españolas deportados a los campos nazis. El Gobierno de Rajoy, sin embargo, ignoró el mandato parlamentario y enterró la propuesta. Ya conocemos la política deserrollada por este Gobierno en la que sigue sin reconocer a las víctimas de la represión franquista, en la que se sigue ignorando a unos auténticos héroes que lucharon y perdieron su vida en su lucha contra el fascismo, una lucha si reconocida al Holocausto judío pero donde se vuelve a ignorar que el “Holocausto” estuvo compuesto de muchas nacionalidades, entre ellas la española, españoles a los que un día el régimen de Franco decide conducirles a una muerte segura, ignorándolos, negando todos sus derechos como ciudadanos de este país que eran. Todos ellos bien se merecen un homenaje pero nos encontramos siempre con el mismo obstáculo, aquellos herederos de los que un día protagonizaron la masacre de un pueblo que vivía en una democracia y que siguen empecinados en que todo esto se diluya en el tiempo, que se les niegue una y otra vez su condición de víctimas españolas, que se olvide.
A la figura de Francesc Boix no sólo le debemos reconocimiento por nuestra parte, es alguien al que Europa debe mucho, y quizás debería ser reconocido por parte de todos los países que sufrieron el terror nazi.
Boix empezó su carrera de “fotógrafo del horror” con tan sólo con 17 años. Como soldado republicano de la 30 División fotografió entre 1937 y 1939 la vida diaria en los frentes del Ebro y del Segre. Nada se sabía de estas fotografías hasta que en el año 1993 unos negativos aparecen en los circuitos comerciales de anticuarios y coleccionistas. Una asociación, la Asociación Cultural Fotoconnexió, se entera de su subasta por internet y se pone en contacto con la Comissió de la Dignitat, entidad perteneciente a la Generalitat de Catalunya, y que la adquiere por 7.500 €. En tres cajas de metal y madera se encontraban 600 imágenes tomadas por su padre Bartomeu Boix en la Barcelona de 1931 a 1935, y 800 fotografías de la guerra tomadas por el adolescente Boix. Esto fue comprobado gracias a que una persona reconoció a su abuelo en las fotografías y sabían que había estado con Boix a través de su diario.
Con 19 años Boix cruza la frontera junto con 150.000 españoles y, como ellos, es internado en los campos de concentración franceses, en este caso en los campos de Vernet de Arieja y Septfonds, pasando a formar parte de la 28ª Compañía de Trabajadores Extranjeros. Es apresado por los nazis en 1940 y tras pasar por varios campos de detención, llega a Mauthausen el 27 de enero de 1941, como unos 7000 españoles más gracias a la ignominia protagonizada por Franco. Gracias a su profesión el deportado 5.185 es destinado por las SS al Departamento de Identificación. Su trabajo consistía en fotografiar, documentar, todos los horrores del campo, fotografiar las visitas de los altos cargos de las SS. Los nazis hacían todo por triplicado, incluyendo las fotografías que Boix realizaba. Arriesgando su vida y en complicidad con sus compañeros españoles, aquellos que desde el primer momento se organizaron, se solidarizaron para sobrevivir, y que hicieron que otros muchos sobrevivieran, aquellos que deseaban con todas sus fuerzas derrocar al fascismo, con la mirada puesta en su país. Boix consigue ir sacando los negativos y sus compañeros del PC los iban escondiendo donde podían, en los marcos de las puertas, ya que eran continuos los registros por parte de las SS. Un grupo de jóvenes españoles conocidos por los “ Pochaca”, nombre que les pusieron los españoles por dueño de una cantera cercana, Anton Poschacher, a donde iban a trabajar todos los días, son los encargados de sacar los negativos del campo. Con la complicidad de una joven que trabajaba allí y que guarda los negativos en el muro de su jardín, tras la liberación del campo el 5 de mayo de 1945 por parte de los americanos se consiguen salvar 20.000 fotografías de las 60.000 que Boix hizo.
La mañana del 28 de enero de 1946 en Nuremberg Boix presenta sus fotografías, y aunque en un principio no le dejaban declarar por ser español y pensando que no hablaba francés, él insiste y declara. Ante los tribunales Boix detalló una sucesión de espantos, como la historia de Bonarewitz, un carpintero austriaco evadido al que los nazis obligaron a participar en una farsa que recreaba su fuga en una caja. El espectáculo se desarrolló ante 10.000 presos, un cartel sarcástico (“Todos los pájaros están de vuelta”) y una orquesta gitana, obligada a tocar una polka mientras Bonarewitz avanzaba hacia su horca. Alguien contabilizaría 35 maneras de morir en este campo. Sus fotografías cambiaron el rumbo de los Juicios de Nuremberg ya que gracias a ellas se pudieron identificar a algunos de los responsables del Holocausto.
Boix muere en París en 1951 víctima de las secuelas de su cautiverio. Fue reportero de
L’Humanité, Regards o Ce Soir y siguió siendo militante del PC hasta sus últimos días.
Me gustaría terminar con una reflexión y una crítica. La PNL impulsada por Ciudadanos y apoyada por el resto de grupos parlamentarios, a excepción del PP, es un paso adelante para el reconocimiento de los represaliados del franquismo,en este caso los deportados a los campos de exterminio nazi. Sin embargo, esto no es suficiente. Para mí y para miles de familias no es suficiente. El reconocimiento pleno a la dignidad robada y masacrada debe darse en nuestro país, eso es lo que hubiese querido Francesc Boix, regresar a su país de donde nunca debería haber salido. Por eso, insto a esos grupos parlamentarios a que dejen de mirar hacia fuera, donde estos españoles si son justamente considerados héroes. Aquí está su tierra, aquí está su gente y es aquí, arropados por todos, donde deben descansar, y recibir todos, y cada uno de los merecidísimos homenajes que les brindemos.
Salud.
Autora: Nanny García Gómez
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