NO CONSEGUIRÉIS QUE OLVIDEMOS

¿Por qué piensa la gente que quienes pedimos Verdad, Justicia y Reparación para nuestros muertos queremos empezar una nueva Guerra Civil?

chiste.gifimagen: http://h2tiemposmodernos.blogspot.com.es/2014_01_01_archive.html

Es increíble la cantidad de artículos que van apareciendo en los últimos tiempos diciéndonos que tenemos que olvidar, perdonar y dejar el pasado. ¿Tanto les molesta que deseemos que nuestros familiares descansen dignamente en un lugar dónde podamos acudir a depositar unas flores y rendirles el homenaje que les está siendo negado desde que fueran asesinados?

Porque no hay duda, fueron asesinados. Díganle a los padres o hijos de la víctima de un asesinato hoy en día que olviden, que perdonen y a seguir viviendo como si no hubiese pasado nada. O díganles a los familiares de las víctimas del terrorismo que nada, que borrón y cuenta nueva y díganles que tienen que convivir con los asesinos.  Que barbaridad, me contestarían. Pues sí, es una barbaridad. Entonces ¿por qué esperan que lo hagamos nosotros? Que olvidemos a esos miles de cuerpos, enterrados unos sobre otros, torturados, desmembrados, destrozados por la cal viva. ¿Cómo olvidarlos?

La que suscribe, desde mi postura de familiar represaliado, voy a intentar explicar de forma entendible los motivos que tenemos para NO OLVIDAR.

Primer motivo: no entender ni aceptar por qué una ideología política pueda ser motivo para pegarle un tiro a una persona al pie de una cuneta o en la tapia de un cementerio. Perder a un ser querido siempre es doloroso. Pero cuando ocurre de una forma tan brutal, arbitraria y sin sentido, se convierte en una pesadilla que te persigue toda la vida.

Segundo motivo: después del asesinato, la represión te impide llorar a tus muertos y te niega poder enterrarlos para poder despedirte así de esa persona.

Tercer motivo: muchos fueron asesinados lejos de sus hogares. Aún hay familias que no saben dónde están los cuerpos. Pero también muchos fueron asesinados en sus pueblos, donde todo el mundo se conoce y por ende también conocían muchos a quienes apretaron el gatillo. Y sin poder acusar, ni siquiera decir nada, te obligan a tener que seguir conviviendo, a cruzarte por la calle y encima tener que bajar la cabeza, con quien sabes que ha sido el autor de ese fatídico disparo que quitó la vida a tu familiar.

Cuarto motivo: las personas asesinadas dejaron a padres que al final de su vida tuvieron que irse con la pena de no saber dónde estaban los cuerpos de sus hijos. Tenían hijos que tuvieron que crecer sin entender por qué se les privó de la presencia de su padre o madre, incluso en muchos casos, de ambos. Y no lo entendían simplemente porque no estaba permitido explicárselo.

Quinto motivo: muchos murieron en el campo de batalla o defendiendo su pueblo, su ciudad o algún emplazamiento relevante, con las armas en la mano, combatiendo. Pero muchos más aún murieron, fueron asesinados, sin haber empuñado JAMÁS un arma. Murieron porque pensaban diferente, porque fueron denunciados de forma vil y cobarde y no siempre por motivos políticos. Los represores aprovecharon su situación de ventaja y de gracia con el régimen franquista para quitarse de en medio a rivales personales, achacándoles actos falsos pero que siempre les incriminaban como “traidores a la patria” .

Sexto motivo: el miedo que pasaron nuestros familiares supervivientes durante los años de represión franquista tras la contienda es motivo suficiente para que nuestra generación no quede callada e impasible ante los horrores vividos, las atrocidades cometidas, la pérdida de derechos y libertades que se habían alcanzado en este país.

Memoria-historica-Espana_TINIMA20120211_0377_18.jpgimagen: http://www.teinteresa.es/mundo/Memoria-historica-Espana_1_644345936.html

…podríamos seguir enumerando más y más motivos, pero haríamos interminable este artículo.

Es preferible dar repuesta a algunos de los comentarios que suelen lanzarnos a quienes creemos que estamos obligados a seguir adelante con el propósito de devolver la dignidad a quienes le fue arrebatada de forma cruel y sin sentido.

“¡Lo que queréis es abrir viejas heridas!” – No se pueden abrir heridas que aún siguen sangrando. Lo que hay que hacer es procurar cerrarlas, pero cerrarlas de tal forma que no se enquisten, que queden cerradas de forma no se vuelvan a abrir. Y para eso hay que extirpar “el virus” que no es otro que la pretensión de imponer el olvido. La Verdad es la mejor medicina para esto. Conseguir la Reparación en nombre de aquellos que fueron injusta e ilegalmente acusados, condenados y ejecutados.

“¡Queréis venganza!” – No os equivoquéis. No es sentimiento de venganza lo que nos mueve. Es necesidad y sed de Justicia. Lo más justo sería que se señalasen a los asesinos, a los instigadores y a los ejecutores. Pero nada de eso borraría lo sucedido en este país. Ni nos devolvería a ninguno de nuestros familiares. Y aunque muchos descendientes de aquellos que contribuyeron directa o indirectamente a más de una masacre no han variado ni un ápice su forma de pensar de la de sus antepasados, también hay muchos que se avergüenzan de ellos, que han encauzado su vida de forma distinta. Y sería injusto hacer pagar a los hijos por los crímenes de los padres. Aunque paradójicamente, las vidas los descendientes de los represaliados si han quedado estigmatizadas por los hechos ocurridos. Pero es nuestra decisión de seguir adelante, de NO OLVIDAR.

“¡Queréis desestabilizar el sistema democrático y destruir todo lo conseguido hasta ahora!” – Error. Lo que desearíamos es que de una vez por todas nos pudiésemos mirar todos cara a cara y reconocer lo ocurrido y seguir viviendo, pero en paz. Entre nosotros y con nosotros mismos. La Democracia, si es de verdad, es una forma de convivencia que permite a todos vivir en libertad sin coartar la de los demás, es una forma de gobierno que sale del pueblo, por y para el pueblo. Pero esa Democracia tiene que estar basada en la Verdad y en la Igualdad. Y de eso no creo que podamos presumir mucho en este país.

“¡Lo que os molesta es que hubo una Transición pacífica!” – Otro error. Aunque no estoy de acuerdo en la forma que se llevó a cabo la Transición (sobre todo en lo referente a la “Ley no escrita del Olvido”), estoy dispuesta a admitir que era necesaria para poder asentar las bases para un sistema democrático. Pero ninguna Democracia puede ser efectiva y justa si se basa en mentiras. Si se basa en el perdón de crímenes de guerra para unos y en traición a los sentimientos para otros. Cambiamos la Justicia por una limosna de aires de Libertad engañosa. Ya no nos reprimían con las armas, pero pasamos a sufrir una represión tan mortal como la del disparo en la nuca, que fue la represión de la libertad personal, todo envuelto en el bonito papel del Estado del Bienestar, atándonos con las cadenas del consumismo y al yugo del capitalismo reaccionario. Nos lo vendieron tan bien que “casi” consiguen convencernos que era lo mejor que podía pasarnos y que además había necesidad de olvidar. ¡NO!

“¿De qué os quejáis si podéis hablar libremente de lo que ocurrió y tenéis una Ley de la Memoria Histórica?” – Pues sí, hay una Ley de Memoria Histórica. Una ley que tardó 32 años en aprobarse tras la muerte del dictador. 32 años de Democracia tuvieron que transcurrir hasta que por fin se hiciese realidad. ¿Pero de qué nos sirve? Una ley que la mayoría de los gobernantes se saltan a voluntad sin que pase nada. Y eso que se supone que las leyes están para cumplirlas. Pero esa parece que no. Una ley floja que sirvió más bien para tapar bocas que para hacer Justicia. Para justificarse y darse palmaditas unos a otros por lo bien que lo habían hecho. No se cumple a la hora de retirar nombres de calles y plazas que ensalzan a los asesinos. No se cumple a la hora del reconocimiento de los crímenes de guerra. No se cumple a la hora de la búsqueda de fosas comunes ni a la hora de exhumar los cuerpos una vez encontradas. No se cumple a la hora de proveer de fondos estos trabajos. Una ley que no garantiza el derecho a la verdad, que no crea Memoria Colectiva. No hay Comisión de la Verdad. No anulan las sentencias condenatorias en juicios sumarísimos. Se declaran ilegítimas, pero no se anulan. Lo que significa que los condenados siguen siendo considerados delincuentes. Una declaración de nulidad supondría que dejarían de ser considerados delincuentes. A alguna gente eso le puede parecer irrelevante, pero es la diferencia entre olvidar el pasado sin repararlo o volver a restablecer la dignidad robada. Si a todo esto le sumamos la impunidad jurídica de la que ya gozan, la Ley de Memoria Histórica no es más que una cortina de humo.

“¡Queréis destruir la Historia de España!” – Destruir, no. Rectificar, sí. Ninguna historia de un país está completa si solamente se cuenta una parte. La Verdad tiene que salir a flote para que esa Historia sea justa. Nadie quiere que caiga en el olvido que en España hubo un golpe de estado militar que atacó una República legalmente constituida, que hubo un dictador de nombre Francisco Franco que sumió a este país en las sombras más amargas y que eclipsó a una nación entera, condenándola al ostracismo internacional durante muchísimos años y a un estancamiento social, cultural, educativo y político que impidió el desarrollo que experimentaron otros países durante esos años. Eso no debe olvidarse para que no se vuelva a repetir. Pero tampoco deben caer en el olvido los casi 200.000 asesinados y desaparecidos, las casi 2000 fosas comunes, el miedo, la angustia y el dolor de las familias que tuvieron que ver desaparecer a sus seres queridos, sin volver a saber nada más de ellos y sin poder reclamarlos sin exponer sus propias vidas. Ellos y ellas también pertenecen a la Historia de España y tienen que hacerse visibles para todos los que estudien nuestra Historia y para el mundo entero.

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Las víctimas del franquismo, de la represión, de la sinrazón a día de hoy, en 2017, siguen reclamando Justicia, Verdad y Reparación y dependen de nosotros. Ellos ya no pueden hacerlo por sí mismos. Pero su sangre derramada de forma cruel lo pide a gritos. Y aquí estamos y estaremos hasta que el último de los cuerpos esté descansando dignamente y sus nombres sean reparados. NO OLVIDAMOS.

“(…) en este País nadie quiere ya una guerra civil, nadie tiene mentalidad de revancha, nadie tiene mentalidad de venganza, aunque nadie tiene tampoco, no nos engañemos, mentalidad de olvido…”. (Francisco Tomás y Valiente, jurista español)

Autora: Ani García Pérez

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