En Almería la Iglesia beatificó el pasado 25 de marzo a 115 personas que murieron a manos republicanas tras el Golpe de Estado de 1936. Por supuesto que todas tenemos derecho a dignificar nuestros muertos, el problema se encuentra cuando la Iglesia usa estas muertes para hacer un acto de intencionalidad política.
imagen: http://www.periodistadigital.com/religion/diocesis/2017/03/28/religion-iglesia-espana-diocesis-javier-martinez-el-arzobispo-de-granada-de-baja-posiblemente-en-semana-santa.shtml
El pasado sábado 25 de marzo se reunieron gran cantidad de altos miembros de la Iglesia, políticos del Partido Popular, Ciudadanos y PSOE y miles de personas para celebrar una misa en la que se beatificó a 115 “mártires”, eso si, no se hizo en una iglesia como cualquiera podría esperar, se realizó en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Aguadulce, en Roquetas de Mar (Almería).
Una de las grandes estrellas del evento fue Francisco Javier Martínez Fernández, arzobispo de Granada, que entre sus grandes oraciones podemos encontrar mensajes como “Hay una patología detrás de la ideología de género” o Cristo había venido a enseñar a distinguir “una patata de una rosa y un hombre de una mujer”.
Pero centrémonos en este santificado acontecimiento. Una de las grandes declaraciones que se dieron fue que el “cristianismo es la religión de la caridad de la vida y se opone a toda forma de prevaricación y violencia”. Lo curioso es que la Iglesia dio su apoyo al Golpe de Estado, participó en los fusilamientos, jamás ha denunciado las muertes que durante 40 años se produjeron en el Estado español, y nunca ha hablado sobre la tortura en las prisiones. Parece así, que la violencia no es cristiana, pero depende contra quien se lance, ¿verdad?.
Por otro lado, durante todo este emotivo acto se lanzaron mensajes cuya única finalidad fue atacar a la izquierda y poniéndola como verdaderos demonios que vienen a la tierra para acabar con la “paz” que ellos instauran, así se dijeron lindezas como que la nueva izquierda está haciendo una nueva “persecución igual de miserable que busca desacreditar la herencia cristiana”.
Además se obvia por completo el que la dictadura de Franco ya dignificó a todas las muertes que tuvo su bando. Se otorgaron pagas a los familiares, se exhumaron cuerpos, se realizaron misas y hasta había un día al año dedicado a los franquistas caídos. Cosa que jamás ha ocurrido con los republicanos, es más, se cuestiona que lo merezcan.
Con todo esto poco queda por decir. Es curioso que todos estos beatificados sean del mismo bando. En la provincia de Almería hay casos de sacerdotes que fueron fusilados por franquistas, cristianos que lucharon y murieron por la República, y por supuesto para la Iglesia todos estos muertos no merecen su respeto.
¿Es cristiano odiar al que piensa diferente y marginar a los que no murieron por Franco?
Autor: Fernando Aguilar Rigaud
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