Mi bisabuelo, Jose Muñoz Muñoz, alcalde por el Frente Popular en su pueblo (Valle de Abdalajís, Málaga) tuvo que huir cuando las tropas franquistas entraron en 1937. Mi tío abuelo, Juan Muñoz, “el cano”, no tuvo la misma “suerte”, siendo fusilado y enterrado en la fosa común del cementerio de San Rafael, la más grande de nuestro país y la segundo más grande de Europa. Mis abuelos, por ambas familias, emigraron a Asturias para buscar la vida. Era lo que llamaban en mi tierra “los coreanos” porque llegaban cuando la guerra de Corea. Mi abuelo paterno tuvo que emigrar a Suiza y Francia para poder comer. Mis padres militaron en la JOC (Juventud Obrera Cristiana) y militaron en asociaciones de barrio. Un tío mío participó en la creación de la federación de enseñanza de CCOO en Ibiza. Un primo mío participó en Mi familia siempre ha votado a la izquierda y se movilizaron en la calle, mis padres me enseñaron el valor de la lucha, el compromiso. Ese es el hijo rojo de mi familia, una familia trabajadora más que forma parte de la historia de las luchas de este país.
Por ello lucho por la Memoria Histórica. Creo que todo ese legado de luchadores y luchadoras por el progreso, por la transformación social, por el cambio no se puede olvidar nunca. Todas nuestras luchas presentes no sólo llevan un mundo en sus corazones, sino también llevan a la espalda los corazones de todos esos que dieron todo durante la República, la guerra civil, el franquismo y la Transición por luchar por la libertad y la dignidad de la mayoría.
Nunca podemos olvidar de donde venimos para saber a donde vamos. La historia no es sólo saber datos de fechas y personas. Eso es Historia vacía y que no sirve para el presente. El saber histórico nos debe servir para comprender los problemas del presente para poder construir un futuro mejor. Debemos ver los errores y aciertos cometidos en el pasado para intentar no cometerlos ahora.
Debemos saber que todo los derechos que tenemos y que nos están intentado quitar, se consiguieron gracias a la lucha de nuestros padres, abuelos y bisabuelos. Que nadie nos regaló nunca nada. Que la democracia la hubo que pelear en las calles encarnizadamente, llegando incluso a la sangre y los muertos contra los franquistas.
No podemos olvidar quienes fueron los héroes que lucharon por nosotros. Esos milicianos de la CNT, esos clandestinos del PCE, esos obreros haciendo huelgas ilegales para la dictadura, esos maquis, esos estudiantes peleándose con la policía. Esos miles de fusilados por el franquismo y esos 583 muertos por la violencia política en la Transición. Porque sí, la Transición no fue pacífica, sino que fue violenta y hubo que luchar por todo hasta el final.
Por eso, porque queremos un futuro nuevo, tenemos que recoger todas las experiencias pasadas. Y no sólo reivindicarlas y homenajearlas, sino estudiarlas y aprender de ellas, de lo bueno y lo malo, para construir el mundo nuevo que queremos.
Por eso lucho porque en este país se reconozca a los presos antifranquistas. Que se homenajee públicamente a la lucha antifranquista, se juzgue a los criminales franquistas y se estudie en los centros de estudio esta parte de la Historia por la que se suele pasar de puntilllas.
Porque necesitamos su Historia para entendernos a nosotros mismos.
Porque sin su lucha, no seríamos los mismos.
Necesitamos su experiencia para seguir en el camino de la transformación social.
Porque necesitamos su Memoria para nuestro futuro.
Porque fuimos somos.
Porque somos, serán.
Autor: Pablo Alcántara Pérez.
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