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Una de las primeras medidas del gobierno de Franco y apoyado, entre otros organismos, por la Iglesia, fue la ampliación de la Ley de Vagos y Maleantes donde se incluyó a los homosexuales. La pena por ser homosexual en la España más conservadora, era el ser internado en los establecimientos de trabajo o colonias agrícolas, y cuando saliesen del establecimiento no podrían residir en cualquier lugar, teniendo prohibido visitar determinados espacios y establecimientos. Además debían declarar a las autoridades la dirección de su domicilio para estar controlados. En la etapa del internamiento los homosexuales tendrían que estar en instituciones especiales y, en todo caso, aislados del resto.
Aunque realmente, fuera del papel, esta podía ser la menor de las penas, pues numerosos homosexuales fueron encarcelados, torturados y fusilados.
Además la Iglesia Católica aumentó el odio y la crispación al concebir la Ley natural como única forma de sexualidad. De esta forma, el sexo solo era entendido y permitido entre sexos opuestos, lo demás estaba fuera de la ley de Dios.
Así los llamados “violetas”, “maricones”, “sarasas”, “patos”, “acaponados”, “blancanieves”, “sodomitas”, “bujarrones”, fueron perseguidos “legalmente” a partir del 15 de julio de 1954.
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Esta ley estuvo en práctica hasta 1970 que fue modificada por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. En esta nueva ley trataba a los homosexuales como personas que estaban en estado peligroso y, por lo tanto, eran sujetos a los que se les debía aplicar medidas de seguridad y rehabilitación.
Realmente seguían estando en el mismo lugar social, solo se usó una determinación más suave para parecer un poco más aperturistas hacia la homosexualidad.
Así, los médicos trataban a los homosexuales como una enfermedad cualquiera que se podía curar. Así la medicina dispuesta por Franco en los años 70, aplicaba curas como testiculares o la organoterapia (injerto de órganos o glándulas endocrinas de animales), y la terapia ocupacional como ejercicios viriles en ambientes viriles para curar el mal.
Lo más triste y vergonzoso, es que esta ley siguió en vigor durante la democracia hasta 1979, donde se eliminaron algunos artículos de esta Ley. Igualmente, la homosexualidad era perseguida con la Ley de Escándalo Público, con la que se dieron numerosas redadas y detenciones.
No fue hasta el 1995, cuando se derogó completamente la Ley de Peligrosidad Social.
Ante esto, volvemos a preguntarnos si realmente alguna vez se ha dado un verdadero cambio del Estado en el que vivimos, si realmente estamos ante un país tolerante, o seguimos sumidos en ese país atrasado, conservador, con miedo a lo desconocido e incapaz de vivir y dejar vivir.
Programa 15 – El robo franquista Ir a descargar
Autor: Fernando Aguilar @fer91ar
